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Type de textesource
TitreEl museo pictórico y escala óptica
AuteursPalomino, Antonio
Date de rédaction
Date de publication originale1715:1724
Titre traduit
Auteurs de la traduction
Date de traduction
Date d'édition moderne ou de réédition1988
Editeur moderne
Date de reprint

, “Cuatro consideraciones de la luz en la pintura” (numéro Tomo I, Teórica della pintura, I, 9, §5) , vol. 1, p. 175

Señaláronse en la observancia de la luz, y sus efectos, el insigne Apeles, en el retrato de Alejandro, con el rayo en la mano, cuyos dedos parecían relevados, y el rayo estar fuera de la tabla: asimismo Pausias, y Nicias Ateniense: Zeuxis, Polignoto, y Eufranor, co la fuerza del claro, y obscuro, dieron gran rilieve a sus obras.

Dans :Apelle, Alexandre au foudre(Lien)

, “Propiedades accidentales de la pintura”, §4 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 8) , vol. 1, p. 321

Y a esto llamamos propiamente estudiar del natural, no copiar: que eso sólo se concede a un retrato, donde la total semejanza es el mayor argumento de su perfección; aunque la perfección no sea su mayor argumento: y aun en esto es necesaria también la discreción, e inteligencia del artífice, para saber elegir, o la luz, o el contorno más grato a el natural; como lo manifestó Apeles en el retrato del Rey Antígono, que siendo defectuoso de un ojo, le pintó de medio perfil; porque pareciese, faltaba el ojo en la pintura, y no en el original, huyendo el defecto de mentir, con la dicreción de ocultar: que en los soberanos es menester gran arte, para tocar sus defectos, sin peligrar en la adulación, o tropezar en la irreverencia.

Dans :Apelle, le portrait d’Antigone(Lien)

, I, 6, §2, “Pintura a el temple” (numéro Tomo I, Teórica della pintura) , vol. 1, p. 139

[[4:suit Apelle et Protogène]] También el baño o barniz, que daba Apeles a sus tablas, para que cobrasen esplendor, con la debida templanza, lo asegura; pues si fuesen todas hechas con cera, no necesitaban de barniz; porque de su naturaleza tiene lustre la cera, y nunca se rebebe, que es lo que se pretende remediar con el barniz especialmente en el temple, donde siempre sucede el rebeberse; que aún hoy se suelen hacer así algunas cosas a el temple, usando del albayalde, para los blancos, porque no los mate el barniz.

Dans :Apelle, atramentum(Lien)

, II, 8, “Propiedades accidentales de la pintura”, §5 (numéro Tomo I, Teórica della pintura) , vol. 1, p. 324

No fué menos el estrecho, en que se vió, cuando habiendo aportado a Alejandría, en una tormenta, y no estando bien visto de Tolomeo, por la gran intimidad, que Apeles tenía con Alejandro Magno, dispusieron sus émulos, que un truhán le convidase, de parte del Rey, a cenar, en un célebre banquete, que tenía dispuesto: y habiendo concurrido, e irritándose de ello Tolomeo, preguntándole, quién le había mandado venir allí, ignorando el nombre del truhán, tomó un carbón del fuego; y apenas comenzó a delinearle en la pared, cuando conociéndolo el Rey, le recibió en su gracia, y le juzgò digno de su mesa.

Dans :Apelle au banquet de Ptolémée(Lien)

, “Estimación de la pintura y sus profesores, en los siglos pasados”, §1 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 9) , vol. 1, p. 332

[[4:voir aussi: Apelle Cheval; Protogène Satyre; Zeuxis et Parrhasios]] Volaron también las aves a las pintadas uvas de Zeuxis; y éste se engaño del velo pintado de Parrasio. Las perdices volaron a la que pintó Protógenes en la isla de Rodas. El terror del dragón, pintado en el Triunvirato hizo callar las aves, que interrumpían el sueño a Lepido. Volaron los cuervos a sentarse sobre la tejas pintadas en el teatro de Claudio Emperador. A el pintado caballo de Apeles, relinchaban las yeguas: y el cade su dueño. Y siendo, como es, la Pintura imitación del natural, no puede negarse, llegaría a lo sumo de su perfección; pues pudo lograr lo fingido créditos de verdadero.

Dans :Apelle, le Cheval(Lien)

, “Pruébase la ingenuidad de la pintura en todos derechos y en la común opinión de los doctos”, §3 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 2 ) , vol. 1, p. 233

Y no es de omitir, en confirmación de esto, la parcialidad de Alejandro con Apeles; pues llegó a extremos tan raros de familiaridad, que Plinio la explica en términos de amistad estrecha; como la califica el ser tan frecuente en su obrador, o estudio, un príncipe tan esclarecido, y ocupado en tan altas empresas, que parece no tuvo respiración ociosa; lo cual no haría con un artífice mecánico, sino con un ingenio ilustre, que fuese digno asunto de sus honores; cuya narración no es de este lugar.

Dans :Apelle et Alexandre(Lien)

, “Propiedades accidentales de la pintura”, §6 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 8) , vol. 1, p. 325

No en vano mandó promulgar Alejandro el edicto, de que sólo Lisipo le retratase en mármol, y Apeles en pintura; reconociendo, no sólo la importancia de artífices tan eminentes, para lograr en su efigie perfecciones tan relevantes; sino (como quiere Cicerón) porque conocía, que la eminencia del arte, en tales artífices, había de eternizar, a el paso que sus nombres, la gloria de sus hazañas. [[4:suite Apelle Vénus]]

Dans :Apelle et Alexandre(Lien)

, “Estimación de la pintura y sus profesores, en los siglos pasados”, §2 (numéro II, 9) , vol. 1, p. 335

Raro extremo de honor, y de amistad fué aquel tan sabido caso de Alejandro, con Apeles, a quien cedió el príncipe su amada concubina Campaspe, por haber entendido estaba cautivo de su amor Apeles, cediéndole con ella su mismo afecto; ¡ sin desdeñarse, de que fuese prenda de un pintor,  la que antes lo había sido de tan gran principe! ¡ Heroico ejemplo de constancia, si extremo grande de honor, vencerse a sí mismo el que estaba enseñando a sujetar el mondo; dejando de amar a quien tanto lo merecía, por premiar a quien tanto estimaba!

Dans :Apelle et Campaspe(Lien)

, II, 8, “Propiedades accidentales de la pintura”, 4 (numéro Tomo I, Teórica della pintura) , vol. 1, p. 323

No la desconoció el grande Apeles, exponiendo, con ingenua desconfianza, a la censura pública sus obras, para embarazase su presencia: cuando oyendo notar a un labrador, en el pajarillo que había pintado sobre una espiga de trigo, el que estuviese tan derecha, debiendo el peso inclinarla; con ingenua modestia lo corrigió advertido.

No le sucedió así a el zapatero, que habiendo notado en un retrato algún defecto en el calzado, preguntándole Apeles su ejercicio, lo corrigió; pero queriendo, con esta satisfacción, propasarse otro día a censurar otras cosas, le dijo Apeles: Sutor ne ultra crepidam: el zapatero no hable más que el calzado. Quedando esta sentencia por proverbio desde entonces, para corregir a aquellos, que quieren meter la hoz en mies ajena, hablando en lo que no entienden, ni es de su facultad.

Dans :Apelle et le cordonnier(Lien)

, “Pintura a el temple” (numéro Tomo I, Teórica della pintura, I, 6, 2) , vol. 1, p. 138-139

La pintura a el temple, es la que pinta con los colores, liquidados con cola, goma, o cosa semejante; es, a mi ver, aunque entre la cerífica, la más antigua, considerando las pinturas monocromatas, o de un solo color […]. Y así es forzoso que fuese a el temple, cuyos ingredientes nombra, barnizándola después, como acostumbraban; pues la del óleo, es contante, no llegó a noticia de los antiguos: bien, que usaban también los romanos la de las ceras, para en las naves, en que Plinio habla de presente: indicio de ejecitarse en su tiempo. Y discurro, tendría algún otro ingrediente desecante, además de la cera; pues dice, no le ofendía la sal, ni el sol: pero que la usasen los griegos, parece más difícil de probar, por la repetida frase de las ceras, para significar pinturas, como ya dijimos: pero, además de afirmarlo el Vasari, lo hallo con evidencia constante, pues para las líneas de la competencia de Apeles, y Protógenes, con libre y acelerado puylso tiradas y divididas, ni nos dice, que Apeles mandó calentar los colores, cuando la criada le dijo, que no estaba en casa su señor; de que se infiere, estarían heladas las ceras; ni éstas eran materia idónea para la libertad de aquellas líneas; ni el grueso o relieve, que dejaría la cera en tal caso, era capaz de la división y subdivisión, que asegura Plinio: conque es forzoso fuese a el temple, en que los colores corren con libertad. [[4:suite: Apelle atramentum]]

Dans :Apelle et Protogène : le concours de la ligne(Lien)

, “Propiedades accidentales de la pintura”, §4 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 8) , vol. 1, p. 322

Siendo esto así, no será mucho, que tengan los ojos más abiertos los pintores para juzgar las obras de su arte, que aquellos, que no lo profesan; pues éstos sólo disfrutan el deleite, pero aquéllos la inteligencia. Por eso Nicomaco le respondió a cierto imperito en el arte (que dijo: no le parecía hermosa la Helena que pintó Zeuxis: ) toma mis ojos, y te parecerá una deidad. Mas lo que es digno de reparo, es, que tengan también esta perpicacia para juzgar sus propias obras. Bien sabida es la célebre competencia de las líneas de Apeles, y Protógenes, cuya ingenuidad cedió a la sutileza de la última línea de Apeles. [[4:suite : Zeuxis et Parrhasios]]

Dans :Apelle et Protogène : le concours de la ligne(Lien)

(Tomo I,Teórica della pintura, I, 9, 8), p. 178

Así fué singularísimo Apeles en la gracia, y belleza entre los griegos; pues superó, no sólo a los de su tiempo, sino a los antecesores, y a los que habían de suceder en el arte, según el sentir de Plinio. Tan poderosa es la fuerza de esta singular gracia, que confesando igualidad, y exceso a los otros en diferentes partes de la Pintura, en ésta decía, que ninguno le igualaba; y ella sola le hizo superior a todos, y le alquirió inmortal nombre en la posteridad.

Dans :Apelle supérieur par la grâce(Lien)

, “Propiedades accidentales de la pintura”, §4 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 8) , vol. 1, p. 322-323

[[4:suit Zeuxis et Parrhasios]] No era menos la ingenuidad, con que Apeles cedía a Anfión, en la disposición de una historia; y a Asclepiodoro en la simetría; pero no le faltaba por eso el conocimiento, de que a éstos, y a los demás lleza, y gracia, que él llaman Venus, o Venustas de la Pintura; que los griegos llaman Charites: y ésta es la verdadera, e ingenua perspicacia del proprio conocimiento; que no es menester desconocer la verdad en nuestras cosas para conocer la ventaja de las ajenas: en que sólo nos puede reconvenir la dificultad de ser juez en causa propria; pero desponjándonos de todo linaje de pasión, la modestia, siendo virtud de discretos, no nos precribirá leyes de tontos: la dificultad está en deponer el propio amor. [[4:suite: Apelle et cordonnier]]

Dans :Apelle supérieur par la grâce(Lien)

, “Gracia, o buena manera” (numéro I, 9, , §7) , vol. 1, p. 177-178

Y verderamente, el que no consigue esta singular gracia, aunque exprese todo el natural, mucho malogra en el común concepto, y en la integridad perfecta del arte: mas como pende de la rectitud del ingenio, no se conseguirá perfectamente, sino es por especial don de la Naturaleza; pero podrá excitarse con lo dicho, y con algunas observaciones, que se pondrán en su lugar: previniendo desde ahora, que la desmasiada diligencia, y cuidado, cuanto sirve a la admiración, tanto le defrauda del deleite, buen gusto, gracia, y donaire, que en gran parte pende de una natural, y no afectada facilidad. Así fue reprendido Calímaco, por nimio en la diligencia, y cuidado, siempre calumniador de sí mismo, especialmente en las Lacenas danzando, obra por él repetidamente enmendada; pero en la cual su demasiada diligencia, le quitó la gracia. Lo mismo casi sucedía a Protógenes, según el dictamen de Apeles, que confesándole igual, y aun superior en otras cosas, le juzgaba, inferior a sí; porque Protógenes no acertaba a desviar la mano de la tabla; percepto memorable, para calificar, lo que daña a el buen gusto la demasiada diligencia: como asimismo lo excita un natural descuido, y facilidad.

Dans :Apelle et la nimia diligentia(Lien)

, I, 2, “Del origen de la pintura y sus primeros inventores”, §5 (numéro Tomo I, Teórica della pintura) , vol. 1, p. 101-102

Lo que merece toda ponderación, es, que aquellos primeros campeones de la Pintura, con solos cuatro colores, que en aquellos siglos se desubrieron, hiciesen tan inmortales obras, que cada una de ellas valía las riquezas de una ciudad, según pondera Plinio. Estos fueron Apeles, Equión, Melantio, Nicomaco y otros famosísimos pintores de aquella edad. Los colores fueron, blanco, amarillo, rojo y negro.

Dans :Apelle et la tétrachromie(Lien)

, “Estimación de la pintura y sus profesores, en los siglos pasados”, §1 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 9) , vol. 2, p. 329

Las inmortales obras, que con solos cuatro colores (blanco, amarillo, rojo y negro) ejecuraton Apeles, Equión, Melaquio, e Nicomaco, hicieron a sus autores ilustres, y poderosos pues cada una de sus tablas se vendía por tanto precio, como una ciodad, se hemos de creer a Plinio.

Dans :Apelle et la tétrachromie(Lien)

, “Cuáles y cuántos sean los colores del óleo”, §1 (numéro Tomo II, Práctica della pintura, V, 4) , vol. 2, p. 135

Los antiguos griegos, con solas cuatro colores (que nos dice Plinio) blanco, amarillo, rojo, y negro, hicieron aquellas obras inmortales, cuya estimación ponderamos en la primera parte; no se habían descubierto más, y yo no lo extraño; pues aún hoy para bosquedar, solemos usar de las mismas.

Dans :Apelle et la tétrachromie(Lien)

, “Propiedades accidentales de la pintura”, §6 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 8) , vol. 1, p. 325

Por eso afirma Ovidio, que si el famoso Apeles no hubiera pintado la hermosura de Venus, se hubiera quedado oculta, e ignorada, debajo de las ondas del mar, de cuya espuma, fingen los poetas, que fue formada; porque la fama de Apeles hizo a Venus más formosa, que la belleza, que celebró en ella la superstición gentílica.

Dans :Apelle, Vénus anadyomène (Lien)

, « El inventor » (numéro II, 7, 2)

De esta suerte se han de juzgar los descuidos de los artifices eminentes, atribuyendolos a misterio, no vituperandolos como imperfeccion. Por eso advertidamente introdujo la discrecion de Apeles, poner en la rubrica de las obras faciebat (que es preterito imperfecto) no el fecit (que es perfecto) dando a entender con la modestia de este epigrafe, que la obra no esta perfectamente acabada, sino que todavia le queda que adelantar : precisa limitacion de todas las obras humanas, a distinction de las divinas que solo ellas son las perfectas. Y aun siendolo asi, para enseñarnos Su Majestad, cuando habla algunas veces de las obras exteriores de su omnipotencia la Escritura Sagrada, suele explicarse en tiempo imperfecto ; pero no cuando habla de la imagen del Verbo, por ser unico, total, y adecuado desempeño de su omnipotencia. Mas no el mundo todo, pues puderia criar millares de mundos, y añadirles mayores, y mas excelentes circunstancias, y perfecciones ; y sin embargo nos dice el Génesis : In principio creavit Deus Coelum, et terram. Y Cristo Señor nuestro, habiendo consumado la gran obra de la Redencion del genere humano, la sello con las palabras del Consumatum est, que también es pretérito perfecto, y pasivo, para que indicase el sera quélla obra de su Pasion.

Dans :« Apelles faciebat » : signatures à l’imparfait(Lien)

, “Metáfora vultuosa” (numéro Tomo I, Teórica della pintura, I, 7, 7) , vol. 1, p. 155-156

Señalado fué en este linaje de agudeza Arístides Tebano, el primero (según Plinio) que pintó el ánimo, sus perturbaciones, y costumbres, a quien los griegos llaman Ete: y así Aristóteles a su filosofía moral, la intituló Etica, por lo que pertenece a las costumbres; a cuya causa, lo que es costumbre observada, se llama etiqueta.

Dans :Aristide de Thèbes : la mère mourante, le malade(Lien)

, “Estimación de la pintura y sus profesores, en los siglos pasados”, §1 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 9) , vol. 1, p. 329

La célebre tabla de Bularco (que no sería muy ligera) en que estaba pintada la batalla de los Magnetes, la pesó a oro Candaules, Rey de Lidia, y último de los heráclidas.

Dans :Bularcos vend ses tableaux leur poids d’or(Lien)

, “Composición física de la pintura”, §9 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, I, 4) , vol. 1, p. 122

[[7:voir le reste dans Pamphile]] Y hace al caso, según el mismo autor, el haber sido inventora del dibujo en Corinto la hija de Dibutades Alfaharero ; la cual prendada del amor de un mancebo, que estaba para ausentarse, delineó con un carbón la sombra de su rostro, causada de la luz en la pared : conque en sólo Dibutades hallamos gran fundamento para la deducción de la voz castellana dibujo, con antiguo, y bien ejecutoriado origen ; y no menos in buxo, por ser la materia en que se ejercitaba.

Dans :Dibutade et la jeune fille de Corinthe(Lien)

, “Composición física de la pintura”, §10 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, I, 4)

De este caso de la hija de Dibutades, se infiere con evidencia, haber sido el inventor del dibujo el amor ; pues fué el estímulo de aquella primera delineación : y no se debe extrañar ; porque aunque el dibujo es hijo del entendimiento, éste no se actúa sin el imperio de la voluntad, a cuya potencia pertenece la ejecución, y sin la cual no llegará al perfecto, y último complemento de su sert. Y notése, que no digo fué el amor causa efectiva del dibujo, sino inventiva ; porque inventar, es hallar ; y el hallar, supone ya constituído, lo que se busca aunque es estas operaciones intelectivas sea en cierto modo de potencialidad respectiva a la operación externa ; pero aunque así sea, se supone constituído in actu primo, en cuanto en aquella esfera tiene toda la perfección, que puede tener ; bien, que en el acto segundo, aquella diligencia, y solicitud de actuar, se le deba a la voluntad, aunque (como potencia ciega) guiada del entendimiento.

Por esto debe ser práctica tan observada de los amantes el cominicarse los retratos, para remedio de la ausencia, como ejecutoriado estilo desde la primera aurora del dibujo : no apruebo lo injusto, que no hay cosa, por buena, o por indiferente, que no esté sujeta a las siniestras jurisdicciones del abuso ; y en esta materia hay algunos, no sólo indecentes, sino sacrílegos ; pero en lo decente, es acreditado estilo del divino Amor, cuando dice a su Esposa en los Cantares : Ponme como dibujo, o sello sobre tu corazón ; dejando, como amante fino, en prendas de su ausencia su corazón, en semejanza de pintura ; no sólo en el inefable cándido velo de la Eucaristía, sino en el sagrado dichoso lienzo de los santos sudarios, y pintura de su sacratísimo Cuerpo, u en otras divinas imágenes de su Humanidad sacrosanta ; todas ardentísimas demostraciones de su inefable amor, como se verá adelante.

Dans :Dibutade et la jeune fille de Corinthe(Lien)

, “De los grandes príncipes y monarcas del mundo, y otras dignidades, señoras y mujeres insignes que han ejercitado la pintura, y de los escritores de ella”, §3 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 10) , vol. 1, p. 361-363

En señoras de prima clase, ha habido también ilustres ejemplares. La serenísima Reine Doña María Luisa de Borbón, prima esposa del señor Carlos Segundo, pintó de miniatura, lo cual supe yo de Su Majestad misma, en presencia del señor Carlos Segundo. Sofonisba Cremonense, dama que fue de la Serenisíma Reina católica de España Doña Isabel, mujer del señor Felipe Segundo, fue excelente pintora; y asimismo sus tres hermanas Ana, Europa, y Lucía, que siendo dama de la Reina su hermana Sofonisba, está de más el decir, que eran de la gran Casa de la Angussiola en Faenza. Y otra señora siciliana hubo en esta Corte, en tiempo del señor Felipe Cuarto, que hacía excelentes retratos en pequeño. La excelentísima señora Doña Teresa Sarmiento, Duquesa de Béjar, ha pintado muy bien; y no ha muchos años, que le merecí me mostrase una cabeza de Nuestra Señora (que en Valencia llaman del Auxilio)  recién hecha de su mano, en cristal, por el reverso, con harto primor. La excelentísima señora Doña Maria de Guadalupe, Duquesa de Abeyro, no ha permitido falte en su universal comprensión la de la Pintura; cuya inteligencia acompaña con la de todas buenas letras, y pericia universal de lenguas. También la excelentísima señora Condesa de Villaumbrosa pintó con primor. Doña Maria de la Cueva, Benavides, y Barrabas, mujer de Don Francisco de Zayas, caballero del hábito de Calatrava, y hermana de otros tres caballeros de hábito, fue excelente pintora en Granada. Pero sobre todas, corona dignamente estos ilustres ejemplares el de la serenísima Reina nuestra señora Doña Isabel Farnesio (esposa dignísima de nuestro católico Monarca) cuya excelente habilidad en Pintura, acompaña otras muchas prendas, que ilustren su real persona, y que la constituyen acreedora, no sólo del real tálamo, sino de los corazones de todos sus vasallos.

Marieta Tintoreta, hija del famoso Jacobo Tintoreto, fué excelente pintora, y sus obras muy estimadas de todos los príncipes de Europa. Y Margarita de Encina (hermana de Juan de Encina, o Juan de Brujas, el inventor de la pintura a el óleo) fué excelente pintora. Propercia Boloñesa, excelente pintora, y escultora. Plautila Abadesa, y Lucrecia Quistella, Mirandulana, y Artemisa Genttileschi, pintoras italianas excelentes.

Lavinia Fontana, hija de Próspero Fontana, pintor famoso en Bolonia, fué gran pintora; tanto, que de su mano hay una pintura en El Escorial de una Virgen con el Niño dormido sobre unas almohadas, con San Juan y San José, y está la Virgen levantando un velo, para que se vea el Niño; y en fin es su pintura muy estimada en Italia: donde también lo ha sido la de Propercia de Rossi, y de la hija del Caballero Máximo, y Teresa del Po, hija de Pedro del Po, pintor romano.

Nuestro Alonso Sánchez, tuvo también una hija excelente pintora, ilustrada con otras muchas prendas: como también Doña Maria Duarte, hermana de Don Francisco Duarte, Presidente, que fue de la Contratación de Sevilla, ilustrado también con esta habilidad.

Hoy es muy célebre en París Madame le Hay, por excelente en la pintura de profesión; no siendo inferior en la poesía, música, y grabadura; pues de su mano es grabado el libro, que sacó a luz el año pasado de 1706 que anotaremos adelante, §7.

Susana María, pintora en Augusta, hija de Juan Fischero, pintor. Ana María Schermania, fué muy erudita, y con varias artes ilustradas; y especialmente en la pintura de flores. Ana Felicitas de Neuburg, a el óleo, y temple excelente; y en la plástica, y cerífica, superior. María Sibila Gravia, francofortense, también pintora excelente: como también Susana de Sandrart, norimbergense.

Entre los antiguos, fueron celebradas Timarete, hija de Micón el Menor, que fue de los señalados en esta arte; de mano de la cual fue la antigua, y célebre tabla de Diana, colocada en el emplo de la diosa en Efeso. Irene, hija y discípula de Cratón, pintó una muchacha, que se colocó en Eleusine. Calipso, que pintó un viejo, y un maestro de armas, llamado Teodoro. Alcistene, que pintó un celebre danzante. Aristarete, hija, y discípula de Nearco, pintó a Esculapio. Lala Cicicena, doncella, que se retrató, mirándose a un espejo; y tuvo tanta excelencia en la Pintura, que en la calidad y en el precio, se aventajó a los más célebres pintores de su tiempo. También Olimpia fue excelente pintora, cuyo discípulo fue Antobolo; sin otras muchas que omito, por excusar prolijidad: sólo pido, se me permita hacar memoria de Doña Francisca Palomino, mi hermana, que fué ilustrada con esta habilidad, aqunque se malogró en lo meyor de sus años.

Dans :Femmes peintres(Lien)

, I, 7, 5, “Metáfora natural” (numéro Tomo I, Teórica della pintura) , vol. 1, p. 153

La metáfora natural, es aquella, que mediante algún signo natural, manifiesta el concepto del pintor. Tal fue la que expresó Nealces, ingenioso artífice; el cual, habiendo pintado una batalla naval entre persas y egipcios, para dar a entender, que ésta fue en el Nilo, cuyas aguas no tenían diferencia de las demás, puso un jumentillo bebiendo, y un cocodrilo acechándole, por ser privativa de aquel célebre río la producción de semejantes fieras. [[4:suite: Timanthe]]

Dans :Néalcès et le crocodile(Lien)

, “Estimación de la pintura y sus profesores, en los siglos pasados”, §1 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 9) , vol. 1, p. 332

[[8:voir aussi: Apelle Cheval; Protogène Satyre; Zeuxis et Parrhasios]] Volaron también las aves a las pintadas uvas de Zeuxis; y éste se engaño del velo pintado de Parrasio. Las perdices volaron a la que pintó Protógenes en la isla de Rodas. El terror del dragón, pintado en el Triunvirato hizo callar las aves, que interrumpían el sueño a Lepido. Volaron los cuervos a sentarse sobre la tejas pintadas en el teatro de Claudio Emperador. A el pintado caballo de Apeles, relinchaban las yeguas: y el cade su dueño. Y siendo, como es, la Pintura imitación del natural, no puede negarse, llegaría a lo sumo de su perfección; pues pudo lograr lo fingido créditos de verdadero.

Dans :Les oiseaux picorent les tuiles du théâtre de Claudius Pulcher(Lien)

, “Del origen de la pintura y sus primeros inventores”, §4 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, I, 2) , vol. 1, p. 99

Pero como quiera que sea, omitiendo estas opiniones, todos concuerdan en el modo con que fué hallada, que fué circunscribiendo, o delineando la sombra de una figura ; que siempre las cosas grandes comienzan de principes humildes : nada fué juntamente inventado, y perfecto. ¿ Qué arte hay, que desde luego fuese arte ? ¿ Qué cosa no la cultiva el tiempo ? Así les llama Quintiliano : Rudos principios de la que había de ser arte.  [[4:suite : peintres archaïques]]

Dans :Les origines de la peinture(Lien)

, “En el derecho canónico”, §7 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 2) , vol. 1, p. 240

Además, que el dibujo, desde el primer siglo de la Pintura en Grecia, se llamó pintura linear, por componserse sólo de las líneas, o contornos, que circunscriben la figura; y después se llamó monocromata, por componerse de un color solo; pero ya actuada de claro y obscuro; en que fueron célebres en la primera de líneas, Filocles Egipcio, y Cleantes Corintio; y en la segunda, ya manchada, pero de un solo color, Cleofanto Corintio: luego el dibujo no es más que pintura de un color solo: luego aun en el sentir de los opuestos, por legítima consecuencia es permitido el pintar en día de fiesta; y consiguientemente es arte liberal.

Dans :Les origines de la peinture(Lien)

, “Del origen de la pintura y sus primeros inventores”, §5 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, I, 2) , vol. 1, p. 101

Pero, a mi ver, el que únicamente llegó entonces a penetrar, y poseer de raíz la esencia de la pintura, fué Panfilo, maestro de Apeles, en todas letras erudito ; aunque Butrón quiere, contra Gutiérrez de los Ríos, que fuese Eupompo ; y lo extraño de su gran erudición, pudiéndose ver el texto a la letra ; pero él mismo se deja prevenida la disculpa, buscándola para el otro, en los Discurs Apolog, de la Pintura, Discurs. 7. Este, pues, afirmaba, que ninguno podía ser perfecto pintor sin la geometría, y aritmética ; de que infiero llegó a poseer el arte radicalmente, por la identidad, que tiene esta profesión, con la óptica, o perspectiva, facultades matemáticas, que sin la geometría, y aritmética, no pueden perfectamente saberse : y tengo por infalible proposición, que un pintor sin perspectiva, es lo mismo, que un filósofo sin lógica, y un médico sin filosofía, o un cuerpo sin alma.

Dans :Pamphile et la peinture comme art libéral(Lien)

, “Composición física de la pintura”, §9 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, I, 4) , vol. 1, p. 121-122

Pero si atendemos al dibujo práctico, mejor deducción se le puede hallar en el verbo divulgo, que es hacer notoria, y patente al vulgo alguna cosa,  por ser el que saca a luz las escondidas ideas del dibujo especulativo ; y también, porque divulgo es verbo castellano ; así como dibujo es voz castellana puramente : a quien no desfavorece lo que dice Plinio se observa en Sición, y en toda Grecia, que nos niños nobles aprendiesen ante todas cosas la diagráfica : esto es, Picturam in buxo, pintar, o dibujar en el boj, por ser sus hojas, o tablas tan tersas, y aptas para esta operación, por cacerer entonces del beneficio del papel : y no dudo, que de ahí viniera su etimología ; porque Dia entre los sicinios era la diosa de la juventud, a quien preferían en este ejercicio ; y así, de Dia, y buxo, pudo venir la etimología de dibujo. Y hace al caso, según el mismo autor, el haber sido inventora del dibujo en Corinto la hija de Dibutades Alfaharero ; la cual prendada del amor de un mancebo, que estaba para ausentarse, delineó con un carbón la sombra de su rostro, causada de la luz en la pared : conque en sólo Dibutades hallamos gran fundamento para la deducción de la voz castellana dibujo, con antiguo, y bien ejecutoriado origen ; y no menos in buxo, por ser la materia en que se ejercitaba.

Dans :Pamphile et la peinture comme art libéral(Lien)

, “Que el ser arte liberal es propio esencial de la pintura”, §2 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 1) , vol. 1, p. 227

No lo es menos, según la definición de Séneca; pues si en el sentir de este erudito varón, aquellas son artes liberales, que son dignas de que las profesen hombres libres (esto es, nobles, o ingenuos, como ya dijimos): hallamos en Grecia (erario de toda economía, y erudición) prohibido la arte de la Pintura a los esclavos, con edicto público, y reservada para los nobles; y (para no dejarnos qué dudar) colocada en el primer grado de las artes liberales.

Dans :Pamphile et la peinture comme art libéral(Lien)

, “Propiedades accidentales de la pintura”, §7 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 8) , vol. 1, p. 326

¿ Quien la gran erudición y autoridad de Pánfilo, que por ella fué colocada en Grecia la Pintura en el primer grado de las artes liberales?

Dans :Pamphile et la peinture comme art libéral(Lien)

, “Del origen de la pintura y sus primeros inventores”, §5 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, I, 2) , vol. 1, p. 101

Luego se aventajaron Zeusis, y Parrasio, empeñándose cada uno en diferentes primores del arte. El primero, halló las luces con observancia : el segundo, examinó los contornos con diligencia.

Dans :Parrhasios et les contours(Lien)

, “Propiedades accidentales de la pintura” (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 8, §4) , vol. 1, p. 321

Y aún lo acreditó más el gran Lisipo (como ya dijimos) que eligiendo siempre de ella lo mejor decía, que las estatuas de los otros, eran como eran los hombres; pero las suyas, como los hombres debían ser: porque la Naturaleza produce lo perfecto en toda la especie; pero no en todo individuo, por los varios accidentes, e influjos, que alteran la formación de la prole; y porque, parece, le faltarían perfecciones para otros, si todas las concediese a uno: y así, no es perfecta una mujer, en quien una, y otra parte se celebra; sino aquella, en quien ninguna carece de perfección; pero la discreción del artífice está, en saber conocerlas y discernirlas. [[4:suite: Zeuxis Helène]]

Dans :Le portrait ressemblant et plus beau(Lien)

, “Pintura a el temple” (numéro Tomo I, Teórica della pintura, I, 6) , vol. 1, p. 140

Confírmase con el suceso del fatigado perro, que pintó Protógenes, y el espumoso caballo de Nealces; pues impaciente uno, y otro artifice, de no poder formar la espuma a su satisfacción con los pinceles, arrojó la esponja (ya untada, de limpiar una, y otra vez el no conseguido efecto) y vencido del acaso el arte, halló ejecutada a su satisfacción la espuma, con la impresión inopinada de la esponja; suceso, con evidencia, impracticable en las ceras; pues ni para ellas usaban de la esponja; ni aunque la usasen, podía mantener los colores ceríficos, tan dóciles, y líquidos, que lograse un acaso, tan prodigioso suceso.

Dans :Protogène, L’Ialysos (la bave du chien faite par hasard)(Lien)

, “Propiedades accidentales de la pintura” (numéro Tomo I, §1, Teórica della pintura, II, 8) , vol. 1, p. 313-314

Tanto es el embeleso de la Pintura, y tanto el deleite de su ejecución, que algunos le han preferido a los mayores intereses, y dignidades del mundo; y por eso es tan apetecido de los especulativos el retiro, soledad, y quietud, por ser éstos los medios más aptos, para lograr a su salvo las delicias del arte. Los antiguos pintores, se preciaban de sobrios, y abstinentes en los manjares; porque el alimento demasiado no les obstruyese el ingenio; si ya no fuese por manifestar, cuán seguro medio era la virtud, para lograr el empleo de esta facultad; o porque el empleo de esta facultad, era seguro medio para la virtud: y así se verá, por especial providencia del Cielo, que de ordinario no se inclinan a usar esta arte, sino hombres de toda modestia y nobles costumbres; porque con ella se reprimen las desordenadas pasiones de nuestra naturaleza. De Protógenes asugura Plinio, que era tan abstinente, que en tanto que pintó la celebre tabla de Ialiso (por cuyo respecto el Rey Demetrio dejó de tomar la ciudad de Rodas, después de un largo sitio) sólo se alimentó de una legumbre, que en Italia llaman lupinos, y en España altramuces, o chocos, que no hiciera más un austero ermitaño. Lo mismo confirma el modo, que tenía Parrasio de ribricar sus más especuladas obras; pues a su nombre añada, Abrodietos, que según los intérpretes del griego idioma, quiere decir: Parrasio el abstinente; oorque como gentiles, hacían vanidad de sus virtudes : y así dice otro autor, que se intitulaba Parrasio, Virtutis cultor: el amante, y profesor de la virtud.

Dans :Protogène, L’Ialysos (la bave du chien faite par hasard)(Lien)

, “Estimación de la pintura y sus profesores, en los siglos pasados” (numéro Tomo I, §1, vol. 1, Teórica della pintura, II, 9) , p. 330

Y a este respecto no es de extrañar lo que dice Plinio, que cada pintura se estimaba tanto como una ciudad; y aun parece que más; pues por no aventurar a el incendio el Ialiso, que notamos, de mano de Protógenes, dejó el Rey Demetrio de entrar a fuego, y angre la ciudad de Rodas: aún no satisface la ponderación, de que estimó más el Rey la tal pintura, que la célebre ciudad de Rodas; porque no quedaba dueño de la pintura, librándola del incendio; sino que la inmunidad de aquella tabla estimó más que la ciudad; pues dejó de tomarla, por no abrasar, u ofender la pintura, sin quedar dueño de ella. Y no es de extrañar esto; pues el mismo Rey dijo de esta misme tabla, y sobre este caso: que antes abrasaría a los simulacros de sus padres, que violase tan exquisitos primores del arte. Y Apeles, viéndola, dijo, después de una grand suspensión: que no tenía el precio que merecía; pues no estaba colocada en el cielo.

Dans :Protogène, L’Ialysos (la bave du chien faite par hasard)(Lien)

, “Estimación de la pintura y sus profesores, en los siglos pasados” (numéro Tomo I, §1, Teórica della pintura, II, 9 ) , vol. 1, p. 332

[[7:voir aussi: Apelle Cheval; Oiseaux de Claudius Pulcher; Zeuxis et Parrhasios]] Volaron también las aves a las pintadas uvas de Zeuxis; y éste se engaño del velo pintado de Parrasio. Las perdices volaron a la que pintó Protógenes en la isla de Rodas. El terror del dragón, pintado en el Triunvirato hizo callar las aves, que interrumpían el sueño a Lepido. Volaron los cuervos a sentarse sobre la tejas pintadas en el teatro de Claudio Emperador. A el pintado caballo de Apeles, relinchaban las yeguas: y el cade su dueño. Y siendo, como es, la Pintura imitación del natural, no puede negarse, llegaría a lo sumo de su perfección; pues pudo lograr lo fingido créditos de verdadero.

Dans :Protogène, Satyre et parergia(Lien)

, “Estimación de la pintura y sus profesores, en los siglos pasados” (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 9, §1) , vol. 1, p. 331

No dejaré de decir, que como el estilo de pintar en las tablas de aquel tiempo, era a el temple, o con ceras (como dijimos en el Lib. 1. Cap. 5) era imponderable el trabajo de sacar una pintura con unión, y delicadeza, grata a el gusto, y a la vista, por la suma dificultad de borrar, y corregir: y así, llegó a ser tan singular el aprecio, que hacían de su muerte se quedaban sin acabar, las conservaban intactas; estimando más la memoria de los autores, que vivía en aquellas breves líneas; que la perfección de ellas, borrando esta memoria. Tal fué el Iris de Arístides; las Tindáridas de Nicomaco; la Medea de Timomaco; y la Venus para los de Cos, que preocupado de la muerte, dejó Apeles sin concluir.

Dans :Tableaux inachevés(Lien)

, “Metáfora natural” (numéro Tomo I, Teórica della pintura, I, 7, §5) , vol. 1, p. 153-154

[[8:voir aussi Néalcès]] La metáfora natural, es aquella, que mediante algún signo natural, manifiesta el concepto del pintor. Tal fue la que expresó Nealces, ingenioso artífice; el cual, habiendo pintado una batalla naval entre persas y egipcios, para dar a entender, que ésta fue en el Nilo, cuyas aguas no tenían diferencia de las demás, puso un jumentillo bebiendo, y un cocodrilo acechándole, por ser privativa de aquel célebre río la producción de semejantes fieras. Tal fue la discreción del ingenioso Timantes, que para demostrar la grandeza del gigante Polifemo, en la estrechez de una pequeña tabla, habiéndole puesto escorzado, puso unos satirillos de muy desigual tamaño a tan vasta mole, midiéndole el pulgar de un pie con un bastoncillo de cuatro palmos: con cuyo argumento se viene a inferir, que el jayán tenía cuarenta y nueve varas de alto; pues siendo el pie la séptima parte del pie, multiplicado el siete por sí mismo, viene a cumplir las dichas cuarenta y nueve varas. Tal fue la discreción de un moderno, que pintando el desconsuelo de Agar, sedienta en el desierto, puso volcada la botella del agua, que sacó de casa de Abraham. Tal la discreción de otro que pintando aquella misteriosa zarza de Moisés, que ardía sin consumirse, ni puso cenizas, ni humo, en cuyos dos extremos se resuelve cualquiera materia combustible; pues si para consumirse eran signos naturales el humo y la ceniza; por el contrario, para no consumirse, es signo natural carecer de estos dos extremos. Y de esta clase son todos los conceptos, que en virtud de signos naturales se demuestran.

Dans :Timanthe, Le Sacrifice d’Iphigénie et Le Cyclope (Lien)

, “Metáfora vultuosa” (numéro Tomo I, Teórica della pintura, I, 7, §7) , vol. 1, p. 156-157

No fué menos excelente Zeusis, que en la pintura de Penelope, parece que le pinto las costumbres. Y asimismo Polignoto (segun Aristoteles) en las efigies, o retratos astrologos vaticinaban los sucesos del retratado, por las expresiones del retrato : pero en los efectos fué singularisimo el ingenioso Timantes ; pues en sus obras se entendia mas de lo que pintaba ; y con ser en el arte tan excelente, en el ingenio era superior al arte. De su eroico pincel fué aquel celebre sacrificio de Ifigenia, ilustrado de tantas linguas, como plumas, donded se miraba la doncella infelice, exou-esta en las aras a ser victima de la fiera diosa de las fieras, y todos los circunstantes con tales afectos de tristeza, que habiendo consumido en ellos toda imagen expresiva del dolor ; u debiendo exceder a todos la del padre, deconfiado de hallarla puntual, le cubrio el rostro, haciendo de la dificultad misterio, y del caso expedicion : efecto posibile del paternal amor ; o por no ver tragedia tan precisa como lastimosa ; o por enjugar las lagrimas tan lastimosas, como precisas ; dejando a la discrecion mas diligente la puntual delineacion del semblante, y logrando, con los elocuentes colores de la retorica, lo que no pudo con las mudas frases de la pintura.

No carece de apoyo en las sagradas letras esta discreción de Timantes ; pues delineando el sagrado historiador aquel funesto espectáculo de la muerte de Cristo Señor nuestro, hablando de su Madre Santísima, sólo dice, que estaba junto a la Cruz ; porque siendo Madre y estando junto a la Cruz, es menos cualquiera otra expresión de dolor : y así, no quiso demostrar el que padecía, dejándolo a la consideración del que lo meditare, haciéndose cargo de las circunstancias.

Dans :Timanthe, Le Sacrifice d’Iphigénie et Le Cyclope (Lien)

, “Propiedades accidentales de la pintura”, §7 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 8) , vol. 1, p. 326

¿Quién no celebra la discredión de Timantes en el sacrificio de Ifigenia, tan decantada de oradores, y poetas?

Dans :Timanthe, Le Sacrifice d’Iphigénie et Le Cyclope (Lien)

, “Inteligencia quo debe tener el pintor de la fisionomia para sublimar la perfeccion de sus obras” (numéro Tomo II, Práctica della pintura, VIII, 2, 1) , vol. 2, p. 296

Respecto de lo cual, non será fuera de nostro propósito el tratar aquí de la fisionomía (sin que sus indicationes perjudiquen a las virtudes, que pueden contrastarlas en diferentes sujetos) para que el docto, y prático pintor sepa la que debe aplicar a el héroe, que describe, que sea correlativa a la acción, en que le supone empleado. Non siendo la menor parte, la que pertenece a las perturbaciones, y accidentes, que immutan el afecto, y color, y desfiguran la constitución natural del semblante ; en que fué tan peregrino aquel pintor ingenioso Timantes, [[2:Timantes, ingenioso en la fisionomía, y perturbaciones del semblante]] que Plinio, pondera, que en sus obras se leía mucho más de lo que la vista registraba : como la manifestó en aquel celebre sacrificio de Ifigenia, donde apuró en los cicunstantes toda imagen expresiva de dolor ; sublimando tanto la perfeccioón de sus obras con este tan exquisito primor, que mereció le cediese en esta parte el gran Apeles, constituyendose panegirista de las obras de Timantes, menos estimado de lo que mereciía en su patria, no siendo él en esta parte negligente, pues en el retrado de Helena parece le pintó las costumbres ; y en otros que hacia adivinaba Apión (gran astrologo) los sucesos del retratado, por las expresiones de los retratos ; y sin embargo se empeñó en acreditar a su contemporáneo, sublimándole en esta parte. ¡Oh, cuántos Timantes hubiera, si hubiera muchos Apeles ! ¡ Pero el caso es, que presumen serlo, sólo para la emulación, mas no para el aplauso !

Dans :Timanthe, Le Sacrifice d’Iphigénie et Le Cyclope (Lien)

, “Propiedades accidentales de la pintura”, §4 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, I, 8 ) , vol. 1, p. 322

Siendo esto así, no será mucho, que tengan los ojos más abiertos los pintores para juzgar las obras de su arte, que aquellos, que no lo profesan; pues éstos sólo disfrutan el deleite, pero aquéllos la inteligencia. Por eso Nicomaco le respondió a cierto imperito en el arte (que dijo: no le parecía hermosa la Helena que pintó Zeuxis:) toma mis ojos, y te parecerá una deidad. Mas lo que es digno de reparo, es, que tengan también esta perpicacia para juzgar sus propias obras. Bien sabida es la célebre competencia de las líneas de Apeles, y Protógenes, cuya ingenuidad cedió a la sutileza de la última línea de Apeles. Y no menos la competencia de los dos eminentes Zeuxis, y Parrasio; pues habiendo aquél pintado, con tan extremada propiedad, unas uvas, que los pájaros volaban a picarlas; hinchado con la gloria de este suceso, instaba, que descrubriesen un velo, que había pintado Parrasio, para ver lo que debajo de él se ocultaba. Y habiendo reconocido su engaño, con ingenuo pudor le cedió a Parrasio la palma, diciendo; que él había engañado a las aves; pero Parrasio a él, siendo artífice.

No fue menos su ingenuidad, cuando habiendo pintado un chicuelo, que tenía las uvas, y volando a ellas las aves, exclamó airado contra su obra, diciendo: Mehor pinté las uvas, que el chicuelo; pues si estuviese éste bien pintado, no bajarían las aves a picarlas. [[4:suite: Apelle grâce]]

Dans :Zeuxis et Parrhasios : les raisins et le rideau(Lien)

, “Estimación de la pintura y sus profesores, en los siglos pasados”, §1 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 9) , vol. 1, p. 332

[[4:voir aussi: Protogène Satyre; Oiseaux Claudius Pulcher; Apelle Cheval]] Volaron también las aves a las pintadas uvas de Zeuxis; y éste se engaño del velo pintado de Parrasio. Las perdices volaron a la que pintó Protógenes en la isla de Rodas. El terror del dragón, pintado en el Triunvirato hizo callar las aves, que interrumpían el sueño a Lepido. Volaron los cuervos a sentarse sobre la tejas pintadas en el teatro de Claudio Emperador. A el pintado caballo de Apeles, relinchaban las yeguas: y el cade su dueño. Y siendo, como es, la Pintura imitación del natural, no puede negarse, llegaría a lo sumo de su perfección; pues pudo lograr lo fingido créditos de verdadero.

Dans :Zeuxis et Parrhasios : les raisins et le rideau(Lien)

, “En que se concluyen las partes integrales de la pintura”, §7 (numéro Tomo I, Teórica della pintura, I, 9) , vol. 1, p. 176-177

Y así, aquellos diligentísimos griegos, no de una sola figura hacían estudio, para el desempeño del arte; eligiendo de muchas las mejores, y de las mejores formando una sola, que siendo semejante a todas, venía a ser a ninguna semejante. Tal fué aquella celebrada Juno del eminente Zeuxis, para los agrigentinos, en la cual, habiendo visto desnudas sus doncellas, y eligido cinco las más perfectas, tomando de cada una lo más acertado, formó aquella eminentísima tabla de la diosa, que se colocó en su templo de Juno Lacinia; siendo ejemplo tan repetido de los oradores, y decantado de los poetas; cuanto debe ser huído de los artífices católicos; pues menor inconveniente es declinar algo de la eminencia del arte, que peligrar en la corrupción del espíritu; que no es tan poderoso el embeleso de la pintura, que baste a defraudarle su ejecutoriado imperio a la Naturaleza. Para esto, a diligencia de nuestros mayores nos ha proveído de bellísimas estatuas, y modelos, donde se debe estudiar lo más perfecto, y elegante de la simetría de la mujer, sin buscarlo tan a costa de nuestra ruina: pero donde no interviniere este inconveniente, se debe seguir este ejemplo, procurando ver, y contemplar el natural, con la subordinación, y respeto a las elocuentes estatuas de los griegos, tan veneradas en Roma, y traducidas a nuestra Españapor el singular poder del señor Rey Felipe Cuarto, a diligencia de Don Diego Velázquez, su Pintor de cámara.

Dans :Zeuxis, Hélène et les cinq vierges de Crotone(Lien)

, “Propiedades accidentales de la pintura” (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 8, §4) , vol. 1, p. 321

Y aún lo acreditó más el gran Lisipo (como ya dijimos) que eligiendo siempre de ella lo mejor decía, que las estatuas de los otros, eran como eran los hombres; pero las suyas, como los hombres debían ser: porque la Naturaleza produce lo perfecto en toda la especie; pero no en todo individuo, por los varios accidentes, e influjos, que alteran la formación de la prole; y porque, parece, le faltarían perfecciones para otros, si todas las concediese a uno: y así, no es perfecta una mujer, en quien una, y otra parte se celebra; sino aquella, en quien ninguna carece de perfección; pero la discreción del artífice está, en saber conocerlas y discernirlas. Bien lo practicó así el eminente Zeuxis en la hermosa Juno (que otros quieren fuese Helena, otros Alcmena) que pintó para los agrigentinos; (como notamos, lib. I, cap. 9) pues habiendo elegido cinco doncellas, entre las más perfectas de Grecia, de todas cinco formó una sola, que siendo igual en perfección a todas, era superior a cada una; pues sólo tomaba lo que en cada una halló más peregrino. Y así, el mayor elogio de una hermosura, es decir, que es como una imagen; porque ninguna llega a tanta perfección, cuanta en la imagen se examina. [[4:suite: Apelle antigone]]

Dans :Zeuxis, Hélène et les cinq vierges de Crotone(Lien)

, “Pintura tejida” (numéro Tomo I, Teórica della pintura, I, 5, 3) , vol. 1, p. 126

La pintura tejida, es la que imita a la Naturaleza, tejiendo en la tela, lo que pretende expresar, con estambre, lino, y seda de varios colores, mediante lanzadera, o rayo textorio. Estos son los tapiceros, arte bien célebre y muy antigua ; pues parece haberse usado entro los griegos, según lo que se cuenta de Zeusis, que traía tejido su nombre en la vestidura con letras de oro, cuando salía a los Juegos Olímpicos : y en las provincias de Europa está muy adelantada, especialmente desde los tiempos de Alberto Durero, de cuyos dibujos, o pinturas vemos grandes cosas ejecutadas ; continuándose después los de Rafael de Urbino, Pedro Pablo Rubens, y otros muchos, que haciendo pinturas del mismo tamaño, que han de ser los tapices, han conseguido extender sus obras, y dilatar su nombre por todas las provincias de Europa ; y hoy se ven en grado de admirable perfección algunos tapices, ejecutados por pinturas de David Teniers.

Dans :Zeuxis et la richesse(Lien)

, “En que se concluye el intento del pasado, con otras objeciones de no menor importancia” (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 5, 5) , vol. 1, p. 292

Ni es extraño esto en las prácticas de sus artífices; pues usan en sus contratos otros términos políticos, muy diferentes de los comunes de compra, y venta, con bien antiguo, y ejecutoriado estilo. Zeuxis presentaba sus pinturas, por parecerle no había percio competente para ellas; y así dió a los agrigentinos la famosa tabla de Alcmena, y la de Paná a el Rey Arquelao. Diminico Greco, que vivió en España, por los años de 1600, nunca vendió pinturas suyas, sino las empeñaba, tomando sobre ellas la cantidad, que le parecía, sin que constase haberlas vendido: y por último, de ordinario se deja a la discreción, y voluntad del dueño la satisfacción de la pintura, sin usar de estilos mecánicos, y civiles: conque por todos títulos está excluída de connumerarse entre los ejercicios mercenarios, y venales.

Dans :Zeuxis et la richesse(Lien)

, “Propiedades accidentales de la pintura” (numéro Tomo I, Teórica della pintura, II, 8, 7) , vol. 1, p. 326

Pero no se puede omitir la riqueza, ostentación, y fausto de Zeuxis; pues salía en la Olimpia, con corona de oro en la cabeza, y rica púrpura, tejido en ella su nombre con letras de oro, honrándole con esta demostración el Areópago de Atenas; y fué tan espléndido, que llegó a presentar sus obras, por parecerle, no había precio digno de ellas; y así presentó la Alcmena a los agrigentinos; y el Paná a Arquelao (como ya se dijo).

Dans :Zeuxis et la richesse(Lien)